Estaba en una situación económica crítica: mi sueldo apenas alcanzaba para lo básico, y salir a comer afuera era un lujo imposible. Sabía que tenía que encontrar una salida, algo que me permitiera cambiar mi realidad.

Un día, navegando por redes sociales, descubrí el mundo de la reventa. Me intrigó la idea de transformar productos accesibles en oportunidades de negocio. Aunque no sabía nada al respecto, decidí investigar y aprender todo lo que pudiera.

Con lo poco que tenía, invertí en auriculares genéricos. Creé publicaciones simples en Instagram y WhatsApp, y ofrecí mis productos a conocidos. Recuerdo la emoción de mi primera venta: fue pequeña, pero me dio la confianza de que esto podía funcionar.

Perdí dinero con proveedores poco confiables y enfrenté dificultades al principio, pero cada error fue una lección. Aprendí a identificar productos ganadores, negociar con proveedores y crear estrategias de marketing efectivas para atraer clientes.

Con el tiempo, perfeccioné mi método y diversifiqué mis productos. Construí una página de Instagram profesional y una red de clientes fieles. Lo que empezó como un ingreso extra se transformó en un negocio rentable, y hoy ayudo a otros a lograr lo mismo con mis salas exclusivas de reventa.